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domingo, 28 de octubre de 2007

A veces el ego puede matarnos.

Hoy iba en coche (popo dicen los niños:), a mi derecha, mi pareja y yo observamos como una chica en moto, no dejaba que un todoterreno se pusiera en su carril, delante de ella. (Un todo-terreno, de eses que la gente se compra, para poder mirar desde arriba a los demás (no es broma, es el perfil psicológico de los compradores de este tipo de coches, analizado desde el marketing).

Siguiendo las características de su perfil (nadie dice que se pueda generalizar ningún perfil, eh¡), el conductor/a del mastodonte sobre 4 ruedas, intentaba una y otra vez, ocupar el espacio del carril, por el que la chica superwoman al volante de su escualida y vieja moto, circulaba de manera desafiante. Nada de lo que hacía el conductor para producir el efecto de “acongojarla”, surtía efecto, la chica seguía, en sus trece, si permitir que este individuo/a ocupase el lugar que estaba intentando “robar”.

La chica tenía evidentemente razón, no podemos ni debemos permitir que los chuletas de este mundo, roben el espacio de los que queremos ir por la vida, con la idea de respetarnos unos a otros. Pero la chica, se puso en peligro. No sé que paso después, porque yo adelante e iba en otra dirección.

Pero si en esta sociedad donde perdemos valores a pasos agigantados, el goliath del 4×4, fuese un medio psicópata o un psicópata a tiempo completo, a lo mejor, se come a la chica, y la chica, aún con toda la razón del mundo, se queda sin lo más preciado para ella, su propia vida.

Me pregunto, cuantas muertes se producen, por no dejar pasar a veces a algún loco del volante (o de otra cosa), y por intentar hacer valer nuestros derechos, jugandonos al tiempo el derecho a seguir viviendo, a pesar de las gilipolleces de los otros.

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